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La única candidata a la Presidencia reivindica el papel de la mujer en la política panameña: “deben dejar de invisibilizarnos”
- Laura Marin
- laura.marin@berepublic.es
Ana Matilde Gómez, candidata independiente a la Presidencia de Panamá, se muestra orgullosa de sus orígenes: “Nací en el Chorrillo, en la renta 1, y gracias a que mi madre terminó la universidad, tuvimos acceso a una primera hipoteca y nos mudamos a nuestra casa propia en Bethania”. Igual de luchadora que su madre, Ana Matilde estudió duro –con parte de esos estudios en escuelas públicas, privadas y de monjas- y se graduó en derecho con los máximos honores en la Universidad de Panamá, complementando sus estudios con una maestría en Criminología y un diplomado en Derechos Humanos en la Universidad Santa María la Antigua. “Creo que hay una diversidad en mí, que me ha permitido tener esa capacidad de adaptación y resiliencia frente a la adversidad que he mostrado en la vida adulta”.
Ana Matilde Gómez ha ejercido distintos cargos, tanto en el sector privado como en el público. Entre sus hitos se encuentra en el de convertirse, en 2004, en la primera mujer procuradora general de la Nación, “cargo que ejercí con la mayor dignidad, tratando de transmitir que ese paradigma ancestral que había que el cargo solo era ocupado por barones ya se había roto. No creo que nunca antes un procurador hubiera sido tan escrutado ni sometido a tantas encuestas”. Diez años más tarde rompió otra línea, la de convertirse en la mujer más votada de todo el país y entrar a la Asamblea Nacional como la única diputada independiente.
¿Qué siente al conseguir todos esos hitos cómo mujer?
Una gran responsabilidad. Las mujeres tenemos siempre una triple carga: yo soy esposa, soy madre, soy hija… Por eso es una responsabilidad para mí también reafirmar que las mujeres tenemos la capacidad para esto y para mucho más. Sé que los ojos están puestos en mí, sobre todo ahora siendo la única mujer en la papeleta presidencial y aspirando por la vía independiente, pero eso motiva para seguir trabajando y representar adecuada y dignamente a todas las mujeres -y a los hombres también- de mi país.
¿Por qué decidió presentarse como candidata a la Presidencia?
Más bien fue una decisión coyuntural, en el sentido de que con toda esta experiencia que he adquirido y, viendo el país que está al punto de no retorno, con una mafiocracia incrustada en los partidos políticos y sus cúpulas, con un poder que se ha trasladado del ejecutivo al legislativo porque los diputados están concentrando una serie de articulaciones perniciosas que les han permitido enriquecerse injustificadamente, tenía dos decisiones que tomar: me llevaba mi experiencia para escribir un libro o seguía escribiendo el libro de mi vida e impactando con políticas públicas aspirando, a partir de ahora, a tener poder real para poder transformar este país.
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A menos de un mes de celebrarse las elecciones, ¿cómo está viviendo esta contienda política?
De manera muy injusta e inequitativa, ya sabíamos que iba a ser así. Pero como mujer no me voy a sentar a llorar ni a estarme quejando de un sistema que tengo que poner en evidencia. Estamos con las uñas trabajando, haciendo banderitas con telas, cada uno cosiendo en la máquina que puede, por todo el país, con la ayuda de más de 350 candidatos, lo que demuestra nuestra capacidad de armar una estructura política tanto como un partido, ya que tengo más candidatos que algunos de los partidos que están formalmente inscritos.
¿Se hace difícil ser la única mujer en la campaña por la presidencia?
Por supuesto, porque me tratan de invisibilizar a cada rato. Señores candidatos, dicen. Entonces levanto la mano en plan, aquí estoy, los señores candidatos y la candidata. Aunque parezca una cosa sencilla, tiene una carga simbólica tremenda para evitar la invisibilización de las mujeres en la política.
Hace unos meses nos comentaba que uno de los mayores retos que enfrenta la mujer es la falta de formación política dirigida a ellas, ¿cómo ve la creación de la nueva escuela de formación política para mujeres jóvenes?
Es más que necesario y está entrando tarde, pero es más importante que nunca. Es fundamental, porque el crecimiento político de las mujeres va acompañado de los contenidos y hay que poder recibir formación no solo metodológica e histórica, sino también de herramientas, de articulación del discurso político, de la estructuración del pensamiento político para que se convierta en una política económica, en una política social, en una política ambiental. Todo eso es necesario recibir una formación porque la que no la pudimos tener, nos hemos tenido que formar empíricamente.
Ha trabajado en el sector público, pero también en el privado. ¿Cree que los gobiernos deberían aplicar más metodología empresarial para funcionar mejor?
En algunos temas sí, sobre todo por ejemplo en los temas gerenciales para la ejecución de presupuestos. Pero el sistema público es muy diferente al sistema privado y en muchos casos lo que en el sector privado lleva a la gente al éxito, en el sector público los lleva a la cárcel. Porque aquí no se puede estar improvisando, todo tiene un marco lógico o lo debe tener y, sobre todo, todo tiene un fundamento legal.
En una política dominada por partidos, ¿por qué escoge presentarse como independiente?
Lo escojo sobre todo por lo que he visto en la Asamblea en los últimos años y cómo dentro de un partido no se puede tener un criterio distinto al de su bancada, le tiran una línea y queda aprobando algo que es negativo para el país o queda votando en contra de algo que es necesario para avanzar en la colectividad, es decir, en el beneficio de las grandes mayorías. Esas ataduras politiqueras, de verdad que a mi edad, ya no. Al no tener ataduras políticas ni vínculos económicos con ninguna élite, me permite una libertad de expresión que no me la daría un colectivo político. Por otro lado también hay mucha corrupción dentro de los partidos políticos y dentro de ellos voy a quedar invisibilizada por un sistema de corrupción que permea a prácticamente todas las cúpulas. La estructura está desgastada. Los partidos políticos se han desgastado y se han desnaturalizado. Su razón de ser en democracia, que la entiendo y que es fundamental, ha sido desvirtuada por sus propios actores y han desplazado la necesidad de su importancia en la articulación entre gobernantes y gobernados para efecto de las políticas públicas y la satisfacción de las necesidades. Como eso no se da, no tiene ningún sentido estar ahí adentro.
¿Cuál cree que es el principal reto que afronta Panamá en este momento?
Principalmente la corrupción. La corrupción para no quedarse atrás porque Panamá tiene un reto importante de cara al servicio que presta al mundo con el Canal y, si nosotros no rompemos con la corrupción en el poder legislativo, en el poder judicial y en lo que impregna el poder ejecutivo, vamos a dar al traste con esta gran potencialidad que tenemos. También la adaptación de nuestra economía a los nuevos cambios y la formación del capital humano para que el panameño no se quede atrás.
Basa su programa de Gobierno en 4 pilares principales y el primero trata sobre el respeto a la dignidad humana. ¿Considera que Panamá tiene déficit en ese tema? ¿Cuáles son sus propuestas para abordarlo?
Por supuesto que sí. Nosotros no deberíamos estar hablando de programitas y actividades en derechos humanos para visibilizar, nosotros deberíamos de estar transversalmente dando en nuestro sistema educativo la formación del individuo en el respeto a los derechos humanos. Ese es el verdadero crecimiento para mantener la paz, que seamos tolerantes y solidarios, que entendamos la desigualdades y las diferencias, no para que nadie le imponga a otro ningún tipo de modelo, sino para que todo el mundo respete la diversidad. En este sentido, para mí es importante que haya una constituyente, el pilar principal, uno de los fundamentos de la propuesta electoral es que ya no da para más el modelo, no se puede seguir cogiéndole bastas al vestido, hay que hacerse un traje nuevo. Lo que funciona, se puede replicar o mejorar, pero lo que no funciona, debemos de dejar la hipocresía y admitir que colapsó ya.
También pone mucho énfasis en la educación como vía de transformación. ¿Cuál será su primera actuación en esta área?
Inmediatamente la revisión para el ajuste del presupuesto y dotar del presupuesto mínimo que está en la ley que es del 6%. Ninguno de los gobiernos de lo que hemos tenido hasta ahora han destinado más del 3.2%. Así no se puede hablar de inversión, hablamos de puro gasto. Después, acoger, adaptar y empezar a aplicar todos los compromisos, todo lo que se aprobó en el Compromiso por la Educación, y su mecanismo fiscalizador, que tiene mucho que ver con la calidad de la educación y la transformación.
Uno de los problemas en Panamá, sobre todo en el interior, es la distancia que hay entre los poblados y las escuelas y la falta de recursos de muchas familias para que sus hijos accedan a estudios superiores. ¿Cómo debe afrontar eso Panamá?
Con la construcción de escuelas dignas con comedores y dormitorios, la única posibilidad de que las poblaciones dispersas encuentren un núcleo de educación y enseñanza digno es tener escuelas de primer mundo en las áreas donde la pobreza está por debajo de la línea del estándar general. Ahí tenemos que construir escuelas dignas con dormitorios.
Algunos consideran que Panamá está sumergida en una crisis económica y social grave. El tercer pilar de su programa habla precisamente de transformación en estas áreas. ¿Cómo piensa afrontar esos problemas si llega a la Presidencia?
La reactivación económica es necesaria y es fundamental. Rápidamente hay que observar que el desempleo está por el 6%, pero cuando le pone rostro de mujer es 7.5% y cuando es joven es peor, estamos hablando del 16.5%, que además tenemos más de 119.000 panameños que ni estudian ni trabajan. Entonces tenemos que enfocarnos en políticas públicas con impacto social. Las obras que se vayan a hacer, las decisiones que se vayan a tomar, no solamente tienen que ser sustentables sino que tienen que tener un impacto social importante para que esos 6 de cada 10 panameños que abandonan la escuela regresen, para que estén becados. Y no me importa lo que estén diciendo de que si la beca es más subsidio, no señores, es que la educación es el tránsito a terminar con el subsidio. Si usted se educa, pronto va a resolver el mejor subsidio, que es un trabajo.
¿Puede la educación ayudar a mejorar la economía?
¿Cómo se aumenta el consumo? Ya está demostrado que en cuanto usted más pobre es, cuando tiene platita más compra. Eso es una realidad, no hay que ser un gran economista para saber eso. Si usted está lleno de necesidades, cuando le entra la plata compra, consume. Entonces parte del estímulo del consumo es con la posibilidad del ingreso. Por eso mismo estamos pensando y hemos planteado la propuesta del Plan General para la creación de empleos a través de 20.000 becas anuales para los trabajadores aprendices menores de 35 años, priorizando los que sean su primer empleo y los profesionales aprendices, a todos esos que salen de las universidades con un título debajo del brazo y les preguntan cuál es tu experiencia. ¿Uno como va a tener experiencia si no le dan oportunidad? Entonces la idea es insertarlos e inmediatamente que el Gobierno los acoja con un salario de 800 dólares para que puedan tener la experiencia y salir entonces al mercado laboral.
El cuarto pilar es el combate contra la corrupción. ¿Es esa corrupción la que provoca la desconfianza de los electores en los políticos?
Por supuesto que sí, porque hay demasiada burocracia inventada. En todo el sistema público y la administración hay muchos pasos que hay que ir eliminando porque generan discrecionalidad. Tenemos que revisarlos y tener un gabinete contra la corrupción que permita la interlocución entre los actores que tienen que ver no solo con la persecución criminal, sino también los de la dirección general de ingresos para ver el enriquecimiento, el fiscal de cuentas, la procuradora, los estamentos de seguridad, migración, aduanas… hay una gran cantidad de articulaciones que no se están dando porque no hay interoperabilidad entre los sistemas.
En su programa, ¿cómo se integran las políticas dirigidas a la mujer? ¿Cuáles son sus prioridades en este ámbito?
Es un eje transversal. Estamos proponiendo elevar, no hacer un ministerio nuevo, pero elevar a rango de ministerio el Instituto Nacional de la Mujer con la dotación del presupuesto necesario, para que esa voz se escuche en el gabinete, para que transversalmente, en todas las políticas públicas, haya un análisis de cómo impacta eso en la vida de las mujeres, porque nos estamos quedando atrás, a pesar de que somos las que más estudiamos.
En su web, comenta que “una buena gestión no es legislar y fiscalizar solo, es hacerlo en sintonía con la ciudadanía”. ¿Cómo va a implicar a los panameños en la política activa si llega a la Presidencia?
Con transparencia, gobierno abierto, que la gente pueda seguir los procesos, que usted con un solo clic pueda saber dónde está su documento y que curso está llevando, qué es lo que está pasando, porque se bloquea, por qué no sale, cuánto cuesta, etc. Digitalización, la digitalización transversal de todo el sistema público de administración. Continuar con ese proceso y no parar. Ojalá todos los gobiernos sucesivos entiendan que es un proceso que tiene que ir siempre in crescendo.
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