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Desde hace años existe una diferencia entre el crecimiento laboral y monetario de las mujeres y el de los hombres por razones, en su mayoría, ligadas a estereotipos y cargas que se han asumido como "femeninas".
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Una diferencia salarial que oscila entre el 15 y el 30 % y una carga del cuidado históricamente puesta en manos de esposas, hijas y madres son algunas de las grandes barreras económicas a las que se enfrentan las mujeres en Latinoamérica.
Los datos arrojados por diferentes organizaciones muestran, ya desde hace años, una diferencia entre el crecimiento laboral y monetario de las mujeres y el de los hombres por razones, en su mayoría, ligadas a estereotipos y cargas que se han asumido como "femeninas".
En Brasil, los datos oficiales más recientes del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), indican que las mujeres recibieron en 2022 el 77,7% de los ingresos de los hombres, pero en el caso de los cargos directivos, solo correspondió al 61,9%. Una diferencia salarial que oscila entre el 15 % y el 30 % y una carga del cuidado históricamente puesta en manos de esposas, hijas y madres son algunas de las grandes barreras económicas a las que se enfrentan las mujeres en Latinoamérica.
Entre los factores que inciden en la desigualdad salarial, los expertos se refieren a la maternidad y la ausencia de políticas públicas que faciliten la vinculación de las mujeres al mercado laboral.
El salario promedio mensual de los hombres es entre un 20 % y un 30 % más alto que el de las mujeres en Argentina, señala la coordinadora de Protección Social de Cippec, Florencia Caro Sachetti, quien detalla que un 15 % de la fuerza laboral femenina se desempeña en el servicio doméstico, el sector peor remunerado de la economía, y con una informalidad del 78 %.
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La brecha salarial en este país es del 15 %, equivalente a unos 54 dólares más para los hombres "realizando el mismo trabajo", apunta por su parte Carmen Urquilla, coordinadora del programa de Justicia Laboral y Económica, de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).
En tanto, en Bolivia "no se habla mucho" de la violencia económica. Las estadísticas disponibles son "limitadas" y muchas veces están ligadas al maltrato físico y psicológico, comenta Tania Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer, entidad que agrupa a una veintena de instituciones defensoras de la igualdad de género.
La brecha salarial en este país "se ha reducido en los últimos años". Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) es de entre un 26 % y un 27 %. En comparación, en México, esta brecha se calcula que fue de un 14 % en 2022, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
La realidad que muestran las cifras no es solo perjudicial para el desarrollo de la autonomía de las mujeres, sino que también tiene consecuencias para las empresas, sostiene María del Pilar López, historiadora, economista y docente de la Universidad de los Andes en Colombia, quien asegura que "esto impacta al sector empresarial en temas como la innovación y el hecho de tener ambientes laborales diversos".
De acuerdo con el estudio "El Salvador, un país de cuidados", elaborado por las organizaciones Fudecen y Oxfam, el 70,19 % de los hombres está en edad de trabajar, un porcentaje que en el caso de las mujeres se sitúa en el 75,02 %.
A pesar de que la cantidad de mujeres en edad de trabajar en el país centroamericano es superior, solo el 45,40 % se encuentran entre la "población económicamente activa", mientras que los hombres llegan al 76,80 %, señala el citado informe.
Colombia, por su parte, cuenta con una reducción del 18 % al 12 % de la brecha de género entre 2003 y 2018, y teóricamente, las mujeres cobran solo un 6 % menos que los hombres, según daros del año 2020 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
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