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Esta enfermedad también puede afectar al bebe en el ritmo de crecimiento y la cantidad de líquido amniótico necesario para un desarrollo apropiado
- Redacción Mujer
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La preeclampsia es una enfermedad propia del embarazo que se presenta después de las 20 semanas y representa la principal causa de complicaciones y muerte materna.
Tiene tres características muy importantes:
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Aumento de la presión arterial, considerando una presión alta mayor o igual a 140 sobre 90. La presión normal es 120 sobre 80.
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Proteinuria: Esto significa la aparición de proteínas en la orina. Esto se detecta mediante un estudio que se denomina “proteína en orina de 24 horas” y es mandado a pacientes de las cuales se sospecha están cursando un cuadro de preeclampsia. Consiste en la recolección de orina en un galón durante 24 horas la cual es analizada en el laboratorio.
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Síntomas físicos, ante los cuales se debe acudir de inmediato al médico, tales como: zumbido en los oídos, dolor de cabeza, dolor en la boca del estómago y fosfeno (que significa ver pequeños destellos de luz).
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Evaluando estos aspectos, se puede llegar a un diagnóstico de preeclampsia. Nuestra principal defensa ante esta enfermedad es ser estrictos con los controles prenatales mensuales. Es en este momento que el médico puede determinar las variaciones en la presión arterial de la paciente, ya que muchas veces su aumento no produce síntomas.
“Una vez se hace el diagnóstico de preeclampsia el tratamiento definitivo es la interrupción del embarazo. La paciente no se cura hasta que el embarazo se interrumpe”, nos indica la Doctora Kerima De La Ossa, ginecóloga obstetra, del Hospital Paitilla. Sin embargo, se puede manejar y controlar con seguimiento estricto para prevenir complicaciones. “Mientras más pronto se haga el diagnóstico hay mayores probabilidades de instaurar un protocolo manejo que permita que el bebé pueda alcanzar una mayor edad gestacional, de ahí la importancia de acudir a los controles y de notificar a su médico ante los síntomas antes mencionados.
El bebé también se ve afectado, ya que la preeclampsia puede afectar su ritmo de crecimiento y la cantidad de líquido amniótico necesario para un desarrollo apropiado.
Conocemos otro término denominado “eclampsia”, el cual significa un cuadro de preeclampsia complicado con convulsiones, nos explica la Doctora De La Ossa. En casos severos de preeclampsia o en la eclampsia pueden ocurrir complicaciones maternas serias como daños a órganos (riñón, hígado, por ejemplo), desprendimiento de retina y trastornos neurológicos, igualmente puede ocurrir un desprendimiento de placenta que podría ocasionar la muerte del bebé. Muchas de estas afectaciones maternas suelen mejorar una vez terminado el embarazo.
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¿Cómo podemos prevenir la preeclampsia?
Tenemos factores modificables, como la obesidad, mala alimentación, diabetes, pacientes con estilos de vida poco saludables, que podemos trabajar para tratar de evitar la condición. Igualmente vemos factores no modificables, por ejemplo, factores genéticos, pacientes con embarazos múltiples, pacientes que cursan con su primer embarazo, o que han tenido preeclampsia en embarazos previos, estos factores no podemos cambiarlos, y representan un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, por lo que estas pacientes ameritan vigilancia ante cualquier signo de alarma.
“Estas pacientes que han atravesado un episodio de preeclampsia tienen mayores probabilidades de repetirlo en embarazos futuros, además, de sufrir una predisposición a ser hipertensa crónica el resto de su vida”, nos indica la Doctora De La Ossa. “El control de la presión arterial de estas paciente debe ser estricto durante los 40 días post-parto para determinar si la presión alta que mantiene sigue relacionada con la preeclampsia o ya amerita un diagnóstico de hipertensión crónica, que requiere medicamentos y controles el resto de su vida”.
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