- Mente y Cuerpo
El estigma hacia las personas contagiadas por lo general ocurre de manera inconsciente. Es esencial quedarnos con la idea de que las personas que han tenido el virus no son el virus.
- Gabriela Zelaya
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Uno de los temas de los que no hemos hablado tanto es el estigma que hay alrededor de las personas que han sido diagnosticadas con COVID-19, ya sea teniendo la enfermedad o habiéndola superado. Es por eso que me gustaría aprovechar este espacio para que lo analicemos.
Las respuestas negativas de ciertas personas o el rechazo hacia los pacientes con COVID-19 nace del miedo, el miedo que le tenemos a la enfermedad y a contagiarnos de ella; pero generalizamos ese temor hacia la persona que lo ha padecido, como si la ella fuera el mismo virus.
Esta conducta de discriminación hacia las personas con cierta condición no es nueva, pasa cada vez que despierta una enfermedad con contagios masivos en la sociedad, y la verdad es muy probable es que vuelva a ocurrir cuando otra se presente.
Me gustaría recalcar algunos puntos importantes de un artículo escrito por Macarena Orchad sobre un estudio de El Instituto de Investigación de Ciencias Sociales. Escribía que, Pedro Maldonado, neurocientífico e investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, señala que desde la neurobiología, la discriminación tiene muchos matices psicológicos. Tiene que ver, explica, con la necesidad de reconocer y comprender la amenaza, “y una de las cosas que crea mucha ansiedad y estrés es no tener la certeza de cómo enfrentar una determinada amenaza, algo que ocurre con un virus, que no se ve y no se toca”.
Entender entonces la amenaza con algo concreto, algo que podemos ver, tocar o experimentar con los sentidos nos permite dirigir ese miedo. “Si la enfermedad se identifica con la micro, vamos a odiar la micro; o si es con un tipo de persona, nacionalidad, etc., a esas personas o nacionalidades. De esa forma es más fácil para nuestra mente dirigir los esfuerzos o miedos”.
En la historia humana el miedo se ha manifestado hacia algo en específico, quizá el miedo a los animales salvajes, pero ahora nos encontramos en una situación donde no podemos poner ese miedo en algo concreto, ya que el virus no se ve. Esta incertidubre no le gusta al cerebro y trata de ponerlo en algo tangible, como lo son las personas que ya han padecido, y esto hace que se genere un rechazo hacia ellos.
Todo esto pasa de manera inconsciente, lo importante es identificarlo y poder quitar esos estigmas y luchar contra ellos cada vez que se presenten en nuestras conversaciones con amigos, familia o conocidos. Es esencial quedarnos con la idea de que las personas que han tenido el virus no son el virus.
Incluso, ocurre que podemos llegar a ponerle un valor moral a la enfermedad y empezar a verla como una forma de castigo, un “merecido” por inclumplir con la cuarentena, y hemos visto que no necesariamente tiene que ser así.
Ahora que entendemos más cómo funciona el estigma hacia las personas contagiadas en esta pandemia, podemos poner nuestro granito de arena para apoyarlos y ser más empáticos con esta situación que no discrimina a nadie.
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