- Mente y Cuerpo
No usemos la comida saludable de castigo y la no tan saludable como premio. Dejemos de clasificar esto y generar asociaciones incorrectas en nuestro cerebro, porque luego nos va a costar cambiar.
- Gabriela Zelaya
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La sociedad se ha esforzado porque nuestra buena relación con la comida sea atrofiada muchas veces, mandándonos mensajes como: “Ser delgado es estar saludable”, “el peso ideal es uno solo”, “si no te ves de cierta manera no eres guapo o guapa”. Esto recae directamente en cómo vemos y qué sentimos a la hora de comer.
Pero pongámonos a pensar. La comida es una de las cosas que más deberíamos disfrutar en la vida, está presente en casi todo: en celebraciones, los mejores momentos, cumpleaños, los momentos no tan buenos… y con ella expresamos muchas cosas.
Por eso, hoy quiero enseñarte cómo se ve una buena relación con la comida para que podamos examinar si lo practicamos o no.
- Comemos saludable para cuidar nuestra salud y no para tener ese “cuerpo perfecto” que nos ha vendido la publicidad
Este punto es importante ya que es importante empezar a comer saludable por la motivación correcta. Incluso, si lo empezamos a hacer por la razón correcta, se nos hará más fácil. Es como mandarle el mensaje a nuestro cerebro de que sí disfrutamos la comida saludable porque nos brinda un beneficio, en vez de que la comida se vuelva un castigo por no tener ese cuerpo perfecto. Cuando esto pasa hay un efecto rebote y nos dan más ganas de comer esa comida que no necesariamente nos hace bien.
- No clasificamos las comidas como buenas o malas. Comida es comida.
La comida es comida, no hay buena ni mala, solo debemos cuidar las cantidades que las consumimos. Es bueno darnos un gusto si tenemos un antojo muy específico por un periodo considerablemente largo.
- Aprendemos a escuchar nuestro cuerpo, lo que necesita y lo que definitivamente no necesita.
Este punto es esencial, escuchemos lo que nuestro cuerpo necesita, no comamos por comer, paremos a escuchar. Es impresionante cómo muchas veces comemos por comer, ya estamos saciados, pero como nos ponen más comida al frente simplemente lo comemos por “compromiso”. Está bien poner nuestros límites y escuchar lo que sí necesitamos y lo que no.
- No usamos la comida como castigo.
No usemos la comida saludable de castigo y la no tan saludable como premio. Dejemos de clasificar esto y generar asociaciones incorrectas en nuestro cerebro, porque luego nos va a costar cambiar.
- Comemos sin culpa, porque la comida es para disfrutarla.
Comamos y disfrutemos, pongamos límites cuando sea necesario y sobre todo escuchémonos.
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