- Maternidad
¿Qué sucede cuando la mamá no puede o decide no amamantar más a su hijo? Para tomar esta decisión es muy importante asesorarse con un especialista que te brinde una guía óptima para continuar alimentando de la mejor manera a tu hijo.
- Redacción Mujer
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Sin lugar a dudas la lactancia materna es el mejor alimento para nuestros niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, la introducción de alimentos apropiados para la edad a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna complementaria hasta los dos años o más.
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Sin embargo, ¿qué sucede cuando la mamá no puede o decide no amamantar más a su hijo? Para tomar esta decisión es muy importante asesorarse con un especialista que te brinde una guía óptima para continuar alimentando de la mejor manera a tu hijo, con una bebida láctea adecuada para su edad.
Aunque el niño ya tiene más de un año, sus diferentes sistemas biológicos aún no han madurado, lo cual limita su capacidad de tolerar cualquier alimento, siendo especialmente sensibles el sistema digestivo y renal. En este sentido, el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) considera que la leche de vaca por su mayor contenido en proteínas, grasa saturada y sales minerales (fósforo y sodio) y su bajo aporte en ácidos grasos esenciales (Omega 3 y Omega 6), hierro, vitamina C, D, E y niacina, en comparación a la leche materna, no es el alimento más recomendable para los niños de esta edad.
Las bebidas lácteas para niños mayores están especialmente diseñadas y adaptadas a las necesidades fisiológicas y nutricionales de niños a partir del primer año de edad. Si bien es cierto, en general estas bebidas se elaboran a partir de leche de vaca, las proporciones de sus nutrientes son modificadas de tal manera que se adaptan a las necesidades nutricionales y a la capacidad digestiva del niño.
Brindar al niño 500 ml de una bebida láctea de crecimiento fortificada reemplaza con ventaja los aportes nutricionales de opciones como la leche de vaca y otros derivados lácteos, ya que su consumo:
– Disminuye el aporte proteico y sodio. Un aporte excesivo de proteínas durante los primeros años de vida, como el que ocurre al consumir altas cantidades de leche de vaca, se asocia a riesgo aumentado de obesidad en los años venideros. Una ingesta elevada de sodio, en niños predispuestos, está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial.
– Suministra un aporte mayor de hierro, calcio y vitamina D (comparado con el consumo de leche de vaca), estos nutrientes son necesarios para mantener el crecimiento saludable del niño, sin tener que recurrir al consumo de suplementos farmacológicos de vitaminas y minerales. Junto a estos nutrientes, se garantiza además la ingesta de nutrientes como yodo, zinc, ácido fólico y vitamina E.
– Reduce la ingesta de grasa láctea, una grasa muy poco saludable debido a su elevado aporte de ácidos grasos, sustituyéndola por grasa vegetal. Además, aporta ácidos grasos poliinsaturados, como el Omega 3, ácido graso esencial que participa en funciones fisiológicas de gran importancia, como el desarrollo cerebral y de la retina y la regulación de la respuesta inmunitaria.
Algunas opciones de este tipo de bebidas disponibles en el mercado incluyen la adición de prebióticos y probióticos que, en conjunto, ayudan al establecimiento de una microbiota intestinal más saludable para el niño, contribuyendo así a un buen funcionamiento intestinal y una respuesta adecuada del sistema de defensas del niño frente a posibles patógenos.
Por todos los beneficios detallados anteriormente, cuando se decida a introducir bebidas lácteas en la alimentación de tu niño mayor, la mejor alternativa es una bebida láctea de crecimiento fortificada, en contraposición a leche de vaca entera, como ya se analizó anteriormente.
Las bebidas lácteas de crecimiento fortificadas de NIDO son un ejemplo de este tipo de bebidas, están especialmente diseñadas con una exclusiva combinación de vitaminas y minerales, grasas, proteínas, prebióticos y probióticos que ayudan a cubrir las necesidades nutricionales de los niños desde el primer año de vida y hasta los seis años.
Es importante recordar que, la mejor opción para alimentar a tu niño debe venir de la mano de un profesional de la salud, que conoce a fondo los requerimientos nutricionales necesarios para el crecimiento y desarrollo integral de tu hijo.