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La alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) está mediada por una reacción inmunológica. Descubre algunas generalidades si sufres esta condición.
- Sara Elizabeth Saldarriaga
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Es común escuchar hablar sobre las intolerancias causadas por la leche, principalmente por la lactosa, el azúcar de la leche; sin embargo, también existe otra afección que puede experimentarse por consumir este alimento y es la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), la cual está mediada por una reacción inmunológica.
Su diagnóstico puede ser a través de una simple sospecha, lo que conllevaría a la abstinencia del consumo de productos con leche de vaca, o también pueden realizarse pruebas cutáneas.
¿Cuáles son sus síntomas?
Pueden aparecer desde minutos hasta 2 horas o más después de la ingesta. Entre los síntomas podemos ver reacciones digestivas, cutáneas y respiratorias como urticaria, dermatitis atópica, eritema, proctocolitis, esofagitis; también se presentan cólicos abdominales, diarrea, heces con sangre y anafilaxia.
¿Cuál es el reto de esta condición?
El verdadero reto a enfrentar ante esta condición es que hay varios productos que contienen esta proteína, presente en sus ingredientes con diferentes nombres y hasta como aditivos.
Además de contener leche, un alimento podría tener ingredientes como: caseína, suero de leche o suero láctico, hidrolizado proteico, lacto albumina y lacto globulina.
Por otro lado, como aditivos pueden estar: conservantes como el ácido láctico, espesantes como caseinato de calcio o potásico, lactato potásico como acidulante, entre otros.
¿Qué nutrientes se pudiesen afectar a largo plazo?
En ausencia del consumo de la leche y sus derivados se puede ver un bajo aporte de nutrientes como el calcio y la vitamina D, por lo que es indispensable el procurar un consumo adecuado de esos nutrientes a través de alimentos que los contengan como: brócoli, espinaca, hojas de mostaza, berro, almendras u otros frutos secos, sardinas, semillas de linaza, pescados y mariscos.
Alimentos a evitar:
Los derivados lácteos o las preparaciones que tengan algo de lácteos pueden ser muy amplias, desde mantequilla y platos que la contengan, yogurts, postres y panes; todo tipo de quesos, salsas, dips, aderezos para ensaladas y hasta bebidas.
Alimentos que se pueden consumir sin preocupación:
Frutos secos, semillas, frutas y vegetales, huevos, carnes de todo tipo, aceites, especias, hierbas aromáticas, tubérculos y granos.
Aunque es una afección un poco rara de encontrar, es importante conocer las pautas y, ante cualquier sospecha, poder acudir a los especialistas para un diagnóstico oportuno.
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