- Emprendimiento
Sabemos que hay ocasiones en las que por algún motivo u otro, el trabajo no es lo esperado, por ello aquí te damos una guía de qué hacer si te se te presenta una situación inesperada.
- Studio Camelia por Patricia Villanueva
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En el curso de cualquier negocio, inevitablemente vamos a tener momentos en los que el cliente dice: "No lograste lo que esperaba. Queremos nuestro dinero de vuelta".
Y habrá momentos en que el cliente probablemente o definitivamente tenga razón.
Todos los que hemos tenido empresas sabemos que hay ocasiones en las que por algún motivo u otro, el trabajo no es lo esperado.
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Puede ser que nosotros o alguien de nuestro equipo no entendió las instrucciones, no atendió cláusulas del contrato, prometimos de más o nuestros subcontratistas nos quedaron mal. Por la razón que sea, tenemos a un cliente molesto y siendo honestas con nosotras mismas, el cliente tiene la razón.
¿Entonces, qué haces?
Supongamos que tienes un contrato de $5,000, ya has cobrado $1,000 y $4,000 están pendientes a la entrega del producto o servicio pero por alguna razón, algo pasó por tu culpa y no entregaste a satisfacción.
Si alguna vez te encuentras en una situación similar, lo primero que debes hacer es examinar las opciones que tienes disponibles.
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Acepta que cometiste un error: Este es el momento para ser humilde y no entrar en detalle de cuáles fueron las acciones del cliente que hicieron que no se pudiera terminar el trabajo. A veces es mejor aceptar la culpa para tratar de solucionar lo antes posible.
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Ofrece continuar trabajando en el proyecto dados los objetivos del cliente, siempre que sean razonables de lograr y el cliente acepte poner los objetivos revisados por escrito con medidas claras para indicar cuando el trabajo se haya cumplido. Establece un plazo definido (de 30 a 90 días) para terminar el trabajo y cobrar.
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Considera llegar a un acuerdo con el cliente en donde se pide la opinión profesional de un tercero objetivo que evalúe el proyecto existente y determine si se ha completado con éxito o no. Si esta persona considera que tu empresa ha cumplido con los objetivos originales, el cliente paga el saldo adeudado. Si esa persona considera que no lo has hecho, entonces el cliente tiene la opción No. 2 anterior o salir del proyecto sin pagar el saldo.
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Considera detenerte de inmediato, renunciando al saldo adeudado, pero pidiéndo al cliente que firme un acuerdo de que no existen otros reclamos o responsabilidades. En otras palabras, renunciar al saldo efectivamente termina con tus responsabilidades.
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Ofrece la devolución de una parte de la tarifa ya pagada, de la mitad a la totalidad, si consideras que tu bajo rendimiento es el principal responsable de la falta de resultados. Esto podría incluir una enfermedad o emergencia que te prohibió cumplir con fechas claves, no presentarte a reuniones importantes, emplear una metodología que falló, etc.
Es probable que tengas esta situación una o dos veces en tu carrera y, con clientes de alto riesgo, incluso más a menudo.
Créeme, como abogada te recomiendo evitar a toda costa iniciar procedimientos legales con un adversario más poderoso y mejor financiado que tu. No solamente vas a perder tiempo y dinero, sino que cabe la posibilidad de que tu nombre se arruine en un segmento de mercado o industria.
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No debes sentir vergüenza por resolver profesionalmente una disputa sobre los resultados de un trabajo que no salió como lo esperabas pues este tipo de situaciones le ha pasado a muchos más profesionales de los que piensas.
Para que no te vuelva a suceder recomiendo siempre tener contratos por escrito, establecer objetivos y métricas claras y que interactúes cuidadosamente con el cliente todo el tiempo con el fin de estar midiendo la temperatura del proyecto y que ninguna de las partes se lleven una sorpresa.
Patricia Villanueva