- Nutrición
- Macarena Bachor
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Interminables noches de estudio, proyectos, trabajos prácticos e incluso actividades extracurriculares son algunas de las asignaciones regulares que tienen los universitarios en sus agendas cotidianas. ¿Tiempo para cocinar? Eso no existe.
La etapa de los estudios universitarios representa un importante reto para los jóvenes: es momento de asumir responsabilidad en cuanto a su alimentación. Y desde el punto de vista nutricional, este grupo de jóvenes se encuentra vulnerable a caer en malos hábitos alimentarios: omitir comidas, picar entre horas, abusar de la comida rápida y de las bebidas alcohólicas y azucaradas. Según el portal Nutrición Hospitalaria, los jóvenes también suelen caer en las dietas de adelgazamiento, en seguir la publicidad y los nuevos productos que lanza el mercado. Por lo tanto, realmente este es un periodo crítico en el que ellos pueden adoptar nuevos estilos de vida que también tendrán repercusiones en su salud. ¿Sabías, por ejemplo, que según un estudio publicado por la revista “Teens Health”, los universitarios experimentan un aumento de peso de aproximadamente 1 a 5 kilos en sus primeros dos años de carrera?
Existen algunos desaciertos comunes entre los universitarios. Según el portal web español Consumer, son estos, ¡presta atención!
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Dieta alta en grasas: por lo general se aumentan las proteínas animales, el azúcar y la sal. Se dejan a un lado las verduras —crudas o cocidas—, el pescado, la fruta, y aumenta el consumo de comidas rápidas. Además se comienza a incorporar a la dieta —de una manera más asidua— las bebidas alcohólicas.
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Desayuno desordenado: a veces es solamente una taza de café descafeinado o un chocolate caliente. Opciones cómodas, pero no saludables. Esta comida, la primera del día, debe ser nutritiva y debe aportar más carbohidratos que azúcares complejos.
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Cenas improvisadas: no se establece un horario ni lugar fijo para llevar a cabo la cena. Es muy desestructurada, quizá lo hacen frente a la televisión o la computadora.
Por estas razones, si tienes un hijo que está viviendo este proceso, te recomendamos sugerirle los siguientes consejos, ¡beneficiarán su salud!
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Cinco comidas al día: debe respetar el desayuno, almuerzo y cena. Además puedes agregar dos colaciones, una en la mañana y otra en la tarde.
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Beber suficiente agua: recuerda que para mantener tu cuerpo hidratado debemos ingerir al menos ocho vasos de agua diarios. No consumas bebidas en cantidad como el café o el té, tampoco energizantes.
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Elige caminar: por lo general, los universitarios tienen un ritmo acelerado durante la semana. Elegir caminar como medio de desplazamiento puede ayudarte a tu salud.
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Descanso necesario: debemos tratar de dormir entre siete y ocho horas diarias.
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“Snacks” para sesiones de estudio: lo mejor es prepararse en periodos de media hora o 45 minutos, y siempre picar algo entre tiempos. Los alimentos con azúcar pueden ayudar al cerebro.
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Adiós a la comida rápida: establecer un día de la semana para pecar puede servir. En los demás días, se debe optar por comida casera u opciones más saludables.
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Frutas y verduras, obligatorias: se pueden hacer postres, jugos naturales o usar la creatividad para integrarlas de buena forma.
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Planificar las comidas de la semana: esto ayudará no solo a mejorar los hábitos de alimentación, sino también a tener un presupuesto para la comida. Puedes considerar congelar las comidas si no tienes tiempo de cocinar durante la semana.
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Noche liviana: no se deben planificar comidas muy pesadas para la noche. Quizá es buen momento para integrar las legumbres y vegetales.
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Tomarse el tiempo para comer: no se puede comer con apuro, eso dificulta el proceso de digestión. Se debe masticar bien los alimentos y hacerlo de manera pausada.
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Prepara tu “lunch” la noche anterior. Para no perder tiempo en las mañanas puedes preparar tu comida la noche anterior. Otra estrategia es cocinar de más en las noches para poder suplir la comida del día siguiente.