- Nutrición
Cuidar de nuestra alimentación es indispensable para lograr el objetivo de mantener los niveles de glicemia estables. También es fundamental mantener un peso corporal estable y saludable, así como la presión arterial y los niveles de lípidos en sangre.
- Sara Elizabeth Saldarriaga
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El 14 de noviembre fue instaurado, desde el año 1991, por la Organización Mundial de la Salud como el Día Mundial de la Diabetes. Más de 160 países alrededor del mundo se unen en esta fecha y a lo largo del mes para hacer un llamado a la concienciación sobre esta enfermedad, cómo tratarla y prevenirla.
Esta condición se caracteriza por una disminución en la producción de insulina por parte del páncreas, o cuando esta no es utilizada apropiadamente debido a irregularidades en el metabolismo.
En nuestros países la prevalencia de diabetes ronda el 10% de la población, siendo una condición crónica y que muchas personas pueden padecer sin siquiera saberlo. En el 2018 la Caja de Seguro Social de Panamá anunció que esta es la sexta causa de muerte en nuestro país. Además, se estima que 9 de cada 10 personas con diabetes aún no lo sabe y, por lo tanto, no está recibiendo un tratamiento adecuado.
La importancia de conocer y tratar la diabetes es, precisamente, porque al ser una condición crónica, acompaña al individuo a lo largo de los años, y puede desencadenar complicaciones al no recibir un tratamiento oportuno. Estas consecuencias son: ceguera, daños renales, infartos, amputaciones, entre otros.
Recomendaciones nutricionales
Cuidar de nuestra alimentación es indispensable para lograr el objetivo de mantener los niveles de glicemia (azúcar en sangre) estables. También es fundamental mantener un peso corporal estable y saludable (en el caso de tener obesidad procurar disminuir en primera instancia el 10% de su peso actual), así como la presión arterial y los niveles de lípidos en sangre.
En este sentido, algunos consejos ideales son:
- Evitar el exceso de consumo de sal: muchas personas solo se centran en el consumo de carbohidratos, que, aunque es importantísimo no es lo único. Es crucial tener mesura con el salero, evitar añadir sazonadores y complementos a las comidas que dan “sabor”, pero a la vez añaden un extra de sodio.
- Preferir lo natural antes que lo empacado: quizás no siempre sea posible, pero sí es bueno procurar elegir en la mayoría de las veces alimentos naturales con mínimo proceso o sin ellos. De este modo nos aseguramos un consumo menor de aditivos (artificiales o naturales) que pueden intervenir en nuestro peso corporal e incluso con el control metabólico.
- Cuidado con el alcohol: la molécula de alcohol puede intervenir con tu tratamiento de medicamentos e incluso promover un aumento de triglicéridos, entre otros aspectos. Es importante consultarlo con tu médico tratante.
- Come proteínas de forma adecuada: dentro de esta condición el riesgo de disminuir el nivel de masa muscular es elevado, lo que puede llegar a producir sarcopenia (disminución de la fuerza y de la masa muscular). Es importante el aporte adecuado de proteínas ligado a un nivel de actividad física óptimo.
- Elije apropiadamente tus carbohidratos: es posible consumir los carbohidratos sin ningún inconveniente, siempre que se elijan de la mejor manera. Toma en cuenta tipo de preparación, además que sean alimentos naturales y que aporten fibra. Cuida las porciones. Una forma adecuada es añadirlos en el plato junto con proteínas y vegetales creando un balance en el mismo.
- Conoce el índice glicémico de los alimentos: mide la velocidad con que un alimento que contiene carbohidratos eleva el nivel de glucosa en la sangre, es muy útil para mantener un equilibrio en tus comidas. Puedes consultar una tabla completa aquí.
- Cuidado con los azúcares escondidos: además de los alimentos dulces, pueden existir otros con sabores menos llamativos, pero con alto contenido de azúcares simples. Las salsas y los alimentos enlatados son algunos ejemplos.
- Sé activa siempre: la actividad física diaria nos ayuda a mantener un buen estado muscular, controlar las glicemias e incluso mejorar nuestro estado de ánimo. Procura unos 30 minutos como mínimo, recuerda controlar tus glicemias antes, durante y después del entrenamiento (dependiendo de su duración); evita ejercitarte en momentos del día con temperaturas muy altas e hidrátate convenientemente.
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