Síndromes de la ‘era digital’: hiperconectividad

Mié, 01/27/2016 - 20:19
El ‘mundo online’ nos ha impresionado con sus múltiples beneficios, pero cuidado... ¡no todo lo que brilla es oro!

Son las diez de la mañana. Llegué a la oficina hace un rato con un vaso de café que compré en el camino, Keren nos compartió unas galletas caseras y discutimos algunas cosas antes de que cada una se adentrara en sus tareas diarias. Pero por un instante, al abrir el correo electrónico, quise no haber iniciado sesión nunca. Y al instante, Mary dice en voz alta — como si hubiese leído mi mente a la par— “¡estoy cansada de estos correos, se llenan demasiado rápido!”. 

 A veces tengo la misma sensación temprano en la mañana, los sonidos del celular parecen haberse convertido en el nuevo despertador popular, basta con que sean las 7:00 a.m. para que “el aparato inteligente” comience a vibrar y a sonar al recibir correos y mensajes instantáneos. Y a eso hay que sumarle las noticias que escucho camino al trabajo por radio o, en los casos de otros colegas, la información que reciben al encender la televisión para estar al tanto de las últimas cosas que acontecen en el mundo. ¡Imagínate!... a las doce del mediodía todos querríamos salir huyendo.  

¿Nunca te has sentido agotada mentalmente de la cantidad de información que recibimos por día? Y lo peor es que es difícil poder  describir este fenómeno.

Sin duda, la revolución digital ha traído consigo nuevas maneras de funcionamiento y patrones sociales que nos han afectado directamente. La inmediatez ha dado como resultado la cultura del clic y, por consiguiente, la hiperconectividad. Inconscientes o conscientes, estamos en una perpetua búsqueda de información, sin importar cuánta tenemos y si la hemos digerido bien o mal... por eso es que al terminar el día, puedes sentirte realmente agotada.

Uno de los últimos reportes sobre las tendencias digitales realizado por la firma ComScore, en 2013, expone varios datos interesantes acerca de nuestra región latinoamericana: en total, hay 147 millones de internautas en la región, lo que sitúa a Latinoamérica en el primer puesto en crecimiento de usuarios de la red. A diario, según reporta el informe, el 85% de los  internautas latinos visitamos sitios de noticias en Internet, una cifra que está por encima de la media global, que es del 76.1%.

Y como si eso fuera poco, el estudio revela que nosotros in vertimos 5 horas más que cualquier otro internauta del mundo en  las redes sociales. De todas las redes, la favorita sigue siendo Facebook, a la que accede el 94% de los usuarios. Le siguen algunas como  LinkedIn y Twitter.

Está claro, entonces, que nuestro países caben dentro de este fenómeno silencioso. 

Varios han tratado de explicarlo. Quizás estemos “infoxicados” como explica  Alfons Cornella, fundador de la empresa española Infonomía, además de  consultor de innovación y autor de 18 libros y 1,000 artículos sobre ciencia, tecnología e innovación. “Todo este fenómeno de multiplicación de la cantidad de información que existe en el mundo se ha venido a llamar la ‘explosión de la información’, aunque más bien debería llamarse la ‘explosión de la desinformación’, indigerible y confundidora”, explica Cornella.

Además de Cornella, otros profesionales han tratado de darle un nombre a esta situación. Según Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School, en el mundo existen dos clases de personas: los que tienen su bandeja de entrada con cero correos y  los que, sin importar el momento del día en el que accedan a su cuenta electrónica, tendrán miles de correos allí almacenados. ¿A qué grupo perteneces? Si es al segundo, cuidado, porque podrías sufrir de lo que se conoce como “Diógenes digital”.

En psicología existe un trastorno del comportamiento al que se le denomina “Diógenes”, se trata de personas, generalmente de edad avanzada y que viven solas, y cuyo síntoma primario es la  acumulación de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos, comportamiento también conocido como  disposofobia, acumulación compulsiva o silogomanía.

La analogía entonces es clara, en el mundo digital ocurre algo parecido; para el profesor Dans, hoy en día tenemos una acumulación de información digital sin procesar o clasificar: correos guardados o sin abrir, “spams”, largos “playlists” en plataformas como YouTube o Spotify, o incontables fotos y videos almacenados en nuestro disco duro. “Nos hemos lanzado como posesos al síndrome de Diógenes, a convertirnos en poseedores de enormes espacios llenos de basura que no sirve para nada. A almacenarlo TODO, sea lo que sea, en una rutina absurda que prácticamente nunca llega a tener ninguna utilidad práctica”, explica en su artículo “La nube y el síndrome de Diógenes digital” el profesor Dans. 

¿Quiere decir entonces que  todos padecemos  del síndrome de Diógenes digital? ¿Cuál es el límite o el comportamiento normal en esta nueva era de información digital? ¡Despejemos la duda!

Guardar... lo normal

Para muchos psicólogos, así como no todas las personas que guardan objetos padecen del síndrome de Diógenes, no todos los que guardamos información digital padecemos del fenómeno.

Según los expertos, la ansiedad juega un papel muy importante en este síndrome. Lo más probable es que si la persona, en su versión “offline”, tiene rasgos de personalidad obsesiva o presenta signos de demencia, puede llegar a presentarlos también en el manejo de la información digital.

Para Juan Moisés de la Serna, doctor en psicología y antiguo profesor de la Universidad de Sevilla, “todos solemos guardar las fotos de viajes, los videos más graciosos o la música más escuchada, pero en el comportamiento patológico del trastorno de acumulación compulsiva digital se guarda todo, eso sí, ordenado y clasificado”.

Las consecuencias

 Estos nuevos trastornos que aparecieron con todo el despertar tecnológico y digital han cambiado patrones sociales y llegan a afectar nuestra productividad como individuos y nuestras relaciones interpersonales.

Para entender de qué hablamos, te proponemos lo siguiente: en tu próxima salida a un restaurante, dedica algún tiempo a observar el comportamiento de las personas con respecto a su teléfono inteligente. En muchas ocasiones, verás que el intercambio de información digital es mucho mayor que el físico y que pareciera más importante estar conectados en la “realidad digital”.

Así mismo ocurre con nuestras responsabilidades profesionales, cuando no controlamos el uso que le damos a nuestro celular o redes sociales, por lo general terminamos con la misma lista de tareas con la que empezamos el día.    

¿Cómo sanamos de estas enfermedades?

A estas alturas te estarás preguntando qué tratamientos existen o qué herramientas son eficaces para poder hacerle frente a este nuevo fenómeno digital.

Para el profesor De La Serna, lo mejor es que las personas aprendan a manejar las herramientas digitales lo mejor que se pueda, sobre todo las bandejas de entrada de los mensajes y la mensajería instantánea. ¡Atiende estos consejos para no ser víctima de estos nuestros trastornos digitales!

Planifica y destina un momento del día para leer información de interés en Internet (artículos, noticias, etc.), responder el correo electrónico y navegar por tus redes sociales.

En cuanto a tu correo electrónico: revisa los mensajes todos de una vez. Luego podrás clasificarlos (para esto existen la creación de carpetas dentro de tu correo electrónico) según su importancia, y decidir cuáles puedes eliminar. Si se trata de correos que debes leer con calma, déjalos allí; si se trata de algún “spam” o información inútil, elimínalo de una vez, no esperes; y si por último, son correos que puedes contestar sin mucha ciencia, hazlo al instante.

Optimiza el tiempo en el que estás consumiendo información: debes saber que tú decides cuánta y qué información llega a tu mundo digital. Si todavía no has descubierto la manera de filtrar la información, aquí te daremos algunas. Feedly y Scoop.it te servirán para recopilar artículos e información de las fuentes que tú selecciones previamente. Otra herramienta que puedes usar es Pocket, como lo indica su nombre, esta aplicación te permitirá guardar, sin caducidad, información de interés que quieras leer más tarde.

Selecciona tus propias fuentes, de decir, de qué sitios vas a consumir información, y establece tus propios criterios de fiabilidad. Este ejercicio dará como resultado que filtres mucha información que puede llegar a tus manos, pero con la que simplemente no te sientes identificado. Al seleccionar sitios web confiables para ti, podrás consumir lo necesario para no caer en una “infotoxicación”.

Entiende para qué sirve cada red social y decide en cuál quieres estar, y su orden de prioridad. Por alguna razón, nos hemos creído que debemos tener un perfil en todas y cada red social nueva que sale al mercado. ¡Eso no es cierto! Según tu personalidad y profesión, habrá algunas que te interesen más que otras. Necesitas identificarlas y dar prioridad a aquellas de las cuales puedes sacar provecho.

Por último, por respeto a los demás y por el  bienestar de tus relaciones interpersonales, trata de minimizar el uso del teléfono inteligente cuando estés en una reunión familiar o de amigos, ¡concéntrate en ellos! En definitiva, son lo que verdaderamente importa.    

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