- Sexo y Pareja
Un estudio comprobó que la actividad sexual en los adultos mayores también está relacionada con un mejor estado de salud.
- Redacción Mujer
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El sexo en los adultos mayores sigue siendo un tema tabú. A veces, casi como si no existiera. O, peor aún, como si fuera algo no deseable, cuando en realidad es todo lo contrario. Un estudio de 2019 comprobó que la actividad sexual en esa etapa de la vida está relacionada de forma directa con el bienestar de las personas.
Según esta investigación -basada en datos de casi 6.900 hombres y mujeres de una edad media de 65 años-, las personas que habían tenido actividad sexual durante el último año mostraron unos “índices de disfrute de la vida significativamente más altos” que quienes no la habían tenido.
El trabajo, realizado por científicos del Reino Unido, Austria, Italia y Turquía, destaca que cuando se habla de “actividad sexual” no se limita a las relaciones coitales, sino también a los besos, caricias, abrazos y otras formas de contacto íntimo.
La actividad sexual en esas edades también está relacionada con un mejor estado de salud. Así lo comprobó un estudio de 2021 realizado por científicos suecos, según el cual hasta el 10 % de las personas mayores de 90 años se mantienen sexualmente activas.
Entre los hombres, el principal problema no es exclusivo de la edad, pero en esta etapa de la vida se da con mayor frecuencia. Es la disfunción eréctil, definida como la pérdida de la capacidad de lograr y mantener una erección. Así lo explica el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, de Estados Unidos (NIA, por sus siglas en inglés).
Esta disfunción también causa que se tarde más tiempo en lograr la erección (tanto si es la primera como si es una nueva después del orgasmo), que esta “no sea tan firme o tan grande como solía ser” o que la pérdida de la erección después del orgasmo se produzca más rápidamente.
Para las mujeres, en tanto, uno de los mayores inconvenientes están relacionados con los cambios en su vagina, informa el NIA. Por un lado, la sequedad. “La mayoría de las mujeres tendrán menos lubricación vaginal, y puede tomar más tiempo para que la vagina se lubrique naturalmente”, dice el documento.
Por otro, la vagina puede “acortarse y estrecharse”, y sus paredes “volverse más delgadas y un poco más rígidas”. Como resultado, puede aparecer dolor en el momento de la penetración, o incluso antes o después. Al igual que la disfunción eréctil, estos problemas no son privativos de esta etapa, aunque sí más comunes en ella.